Episodio 5
A medida que los elegantes y frágiles pétalos de flores se marchitan y se convierten en cenizas sin vida, el joven duque se recuerda trágicamente del despreciable poder que le ha sido impuesto: la capacidad de matar cualquier cosa que toque. Despreciado por su familia, es enviado a vivir en casi completa soledad. Afortunadamente, no está del todo solo, ya que el personal de la mansión—su diligente mayordomo Rob y la coqueta sirvienta Alice—le hacen compañía y hacen su vida menos miserable. A medida que los sentimientos románticos del duque por Alice crecen, también lo hace su frustración por los límites impuestos por su desafortunada habilidad. Por lo tanto, se decide a romper la maldición que se le lanzó hace tantos años, no solo por su propio bien, sino también por el de Alice, ya que es dolorosamente consciente de lo difícil que es evitar el toque de un ser querido.